martes, 5 de octubre de 2010

La segunda parte

Pasé el cumpleaños 40 pensando que tenía todo bajo control, que valía la pena lo que había hecho con mi vida a lo largo de los años. Como la de muchos, en papel, mis circunstancias eran redonditas: una vida equilibrada, con su porción de altibajos, de muertes y de nacimientos, de triunfos y de limitaciones. La foto familiar, una postal: el relativo éxito profesional, el esposo, los hijitos, la sonrisa y hasta el perrito. Pasé los cuarenta creyéndome un poco más sabia que antes, un poco más fabulosa y un poco más asertiva. Hasta llegué a pensar que me había graduado de mi misma.

Hace un mes cumplí 41. El cumpleaños me encontró, literalmente, con mochila al hombro y lista para cerrar la puerta tras de mi. A punto de emprender el viaje más emocionante de mi vida, hacia la montaña, hacia lo desconocido. Y también, hacia dentro. Este viaje interior me lleva a profundidades de las que me sentía incapaz. No es que la postal se haya desdibujado, es que lo que representa se cayó de golpe y me di cuenta que la satisfacción interior no es algo que se alcance a los cuarenta. Quizá nunca, por dentro hay un anhelo, entre nostálgico y gozoso, de conocer más, hacer más, entender más. Lo que busco es congruencia y para lograrla, la vida me ha forzado a desmarañar las historias que yo misma había creado para sentirme capaz de decir que estaba graduada de mi misma. El posgrado especializado en congruencia es duro, implica soltar amarres, aceptar la confusión y la tristeza con la misma cara con que una dice merecer felicidad, amor y éxito.

He descubierto una furia que me permite correr mas rápido, llegar más lejos y decir lo que tengo que decir con mayor claridad. De hecho, le he podido poner nombre a emociones y situaciones que eran intangibles para mi pero que ahí estaban, esperando ser reconocidas y tomando fuerza en la pausa.

Este curso de congruencia se trata de aceptar que la que soy, eso soy. Que hay mucho que puedo hacer y mucho que no, pero el límite no está impuesto, ni siquiera por mi propia mente. Ese lo voy descubriendo y me obliga a enfrentarme, máscara contra cabellera, con la soledad y el dolor que mis decisiones provocan en otros. Y a tomar eso en cuenta, porque ahora, para mi sorpresa, para que yo esté bien, otros tienen que estarlo antes, aún a pesar de mi misma.

Este curso ofrece también su porción de gozo. Me hace buscar oportunidades de hacer lo que disfruto y estar con quienes quiero. Me permite encontrar momentos de pausa y reconocer las señales de que he avanzado en este camino: la arruga en mi frente que ahora se nota más. La perplejidad ante la estatura de mi hijo. La fuerza de mis piernas, lo conectada que estoy con otros.

Y así, mochila al hombro y consciente de todo lo que he dejado y todo lo que, consciente e inconscientemente, he decidido seguir cargando, pongo un pie frente al otro y me adentro en el sendero de la segunda parte de mi vida, feliz por la oportunidad y abierta a las posibilidades.

Escrito por Lu Botello

lunes, 4 de octubre de 2010

De mis 39......

Estoy a unos meses de cumplir 40 y quiero compartir lo que ha significado para mí este principio y fin, ha sido verdaderamente un reto de vida, pasando por males físicos, por males de amores, por males económicos, pero todos estos males me han ayudado a ver la verdad ante mis ojos, he comprendido que todos estos males pueden ser erradicados solamente con una cosa que se llama “Actitud en la vida”.

He aprendido que la enfermedad puede ser erradicada gracias a cuidar mis emociones y reacciones, que en realidad mi cuerpo y mi mente son un engrane perfecto que es afectado de inmediato por las emociones mal encauzadas, he reflexionado acerca de lo que pienso y como tomo la realidad día a día, he aprendido a cuidar mi mente.

En estos 39, casi 40 he comprendido que erradicar la culpa en mi vida, ha sido la mejor arma contra la depresión y me ha permitido tener más libertad para saborear mis éxitos, he dejado de culpar a las personas, al destino, a las circunstancias, a la lluvia, al sol, porque he comprendido que mi éxito o fracaso depende solamente de mí y de cómo percibo la realidad.

He entendido que el amor es libertad, que las personas están contigo solamente por compartir un momento de sus existencias, que un papel no es un compromiso y lo que sí lo es, es el vivir día a día comprometiéndose con tu vida siendo feliz en cada instante y el amor vendrá por añadidura, que el ceder así como poner tus limites es importante para el corazón.

He aprendido a callar, a resolver situaciones, y a disfrutar más de mi cuerpo y de mi espíritu, he aprendido a decir No, cuando sobrepasan mis límites, he tenido que aprender a olvidar y a dejar ir cuándo no hay más remedio.

Todo esto ha sido un fin dejando atrás los miedos, las penas, las incredulidades y ha sido el principio a una vida plena y satisfactoria, puedo estar segura ahora que mi vida y mis sueños están aquí y ahora y es momento para abrir las alas y disfrutar la vida sin ataduras, complejos, y que mis sueños están ahí a la vuelta y lo que tengo que hacer simplemente es abrir los brazos y recibirlos.

Gracias a la vida porque me ha enseñado todo esto y más, estoy feliz por estos casi 40.

Escrito por Amiga Mía

lunes, 27 de septiembre de 2010

Amor , pérdida y lo que llevaba puesto.

Hace unos días tuve la oportunidad de ver en una pequeñísimo teatro de Nueva York la obra "Love, Loss and What I Wore" (amor, pérdida y lo que llevaba puesto) en la que se habla de todos aquellos momentos importantes en la vida de nosotras las mujeres: el nacimiento de un hijo, una boda, un funeral, una mastectomía o un divorcio, y cómo lo que llevábamos puesto en ese momento se quedo fijado en nuestras mentes para siempre.



Me quede pensando entonces ¿será que por eso amamos tanto la ropa, los zapatos y las bolsas? ¿será que nos transportan a ese momento en nuestra vida cuando nos sentimos poderosas , alegres o débiles?.
Cuando intento recordar una prenda de ropa que haya dejado una huella en mi vida, siempre regreso a la misma : un vestido beige sin mangas con un estampado de enormes manzanas rojas, con un gran banda roja sobre la cintura que se convertía en moño en la espalda. Era un vestido que ví cuando tenía 8 o 9 años en una tienda en El Paso, amé ese vestido  en cuanto lo ví pero jamás lo tuve: era demasiado caro para comprarlo. No hay otra prenda que recuerde con más claridad en mi mente que esa.
Recordarlo ahora me causa nostalgia....
¿Qué prenda de ropa recuerdan de manera más viva en su mente y que emociones les trae?

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Las pecas de mi nariz

Los cuarenta llegaron a mi expediente como los 28, los 30, los 33, los 37…sin sentirlos. Ahora que lo pienso, creo que me gané esa fortuna con mi necedad de nacer en plenas posadas, ya saben: campanitas, villancicos, pino oloroso, adornos, cena deliciosa, familia…¿quién puede entristecerse porque su pastel de cumple ya parece una fogata?

Es cierto que los años pasan, que el metabolismo cambia con cada década, que la piel pierde humedad y gana arrugas, marcas, manchas, sombras... Los años están ahí, sé que los tengo, que pasan y se quedan, pero pienso que lo relevante no es la cifra, sino lo que hemos pasado mientras llegamos a ella.

Tampoco se olvida que en la mujer los estragos del paso del tiempo son especialmente evidentes si, además, tuvo hijos después de los 30 y el ejercicio no se le da. Lo único que agregaré sobre el punto, es que mis dos críos valen cada gramo de grasa que se pegó a mis músculos abdominales y cada cana que se asoma entre mis rizos esponjados.

Pero la edad, es lo de menos. Siento que mis 40 son maravillosos y no los cambiaría por nada, pero tampoco puedo afirmar que son maravillosos porque son 40, podrían ser 50 o 30. Es sólo percepción, como aquello del vaso medio lleno, o medio vacío ¿se acuerdan?

La primera vez que me dijeron “señora” tenía 24. Fue realmente extraño porque, menuda desde niña (y chaparrita), siempre me han dicho que soy lo que comúnmente se denomina “traga-años”. Confieso que aquella vez me afectó el apelativo, pero ahora sé que para una niña de 14 o 15 años, una mujer de 24 seguro siempre es una “ñora”, mientras para mí que ya tengo 40, es casi una adolescente.

Así las cosas, todo depende del cristal con que se mire y como decía mi abuela Toña, de cómo nos fue en la feria. La mía es hoy más divertida que nunca: mucha adrenalina, mucho trabajo, mucha pasión, mucho sexo, muchos estrés, dos-tres reveses y depresiones pasajeras para darle sazón y ayudar a crecer… Pero es así desde los 31, edad a la que decidí que era hora de vivir sola (sí, sí, ya sé, debió ser antes, pero el síndrome de Peter Pan es duro de roer).

Puede leerse arrogante, pero con 40 encima, me miro al espejo y sólo me veo a mí. Es decir, a veces con las redondeces de la espera de los hijos; otras reseca por los estragos de algún reven o pálida por la llegada de enfermedades propias o ajenas. Pero siempre, invariablemente, veo el mismo rostro que la primera vez que me unté rimel en las pestañas…

De eso hace ya 26 años y las pecas de mi nariz siguen donde las dejé.

@giaglams en twitter

martes, 7 de septiembre de 2010

Yo soy de la generación X

Nací en 1970, en el año de la copa mundial de futbol México 70, conocí al Tio Gamboín, y movía bien obediente mi silla "a 5 pasos de la televisión", creía en "corcolito" y veía a "la calaca tilica y flaca", vi el festival de "juguemos a cantar" y tenía un disco de acetato de "Enrique y Ana", vi el paso de la tele en blanco y negro, a la tele a color y luego con control remoto!! que avance!!


Me gustaba "Menudo" (que vergüenza, pero lo confieso, que conste solo como nota histórica) y que lance la primera piedra quien nunca ha bailado "claridad " en una boda, por supuesto "flans" y otros muchos grupos clásicos de la época, y si escucho "Autos, Moda y Rock&Roll" se me viene a la mente la tonadita, se lo que son los "top siders" ... conocí a Rodolfo Neri Vela!! (fue a dar una plática al CCh Azcapo, donde yo estudiaba, hasta tengo su autógrafo) Rock101 era mi máximo, alguien se acuerda de Magic Circus??

Vi el eclipse de 1991 "no mires al sol, no mires al sol"... mi primer celular era 4 veces el tamaño del que tengo ahora, conocí las computadoras de discos de 5 1/2" y los discos de 3 1/4" me parecian super! (y cuando se trababan y los sacabas con un clip) conoci hotmail cuando no podías mandar mensajes de mas de cierto tamaño!

Y desde niña pensaba... "cuando llegue el año 2000, tendré treinta años!!!" wow, para mi tener treinta años era ser mayor, ya para ese entonces debía de ser una superejecutiva exitosisima y millonaria, viajando y haciendo cosas importantísimas... super a la moda y super delgada, toda una chica "cosmo".

Y si tuve mi época, de trabajar para una empresa y tener gente a mi cargo, viajar y toda la cosa... y suponía que eso era lo que quería, pero me acuerdo que una vez le comenté a una amiga mientras tomábamos un café "me siento como hamster en ruedita, corre y corre y no se ni para donde"

En fin que llegué a los 30 años, y un buen año me di cuenta de que los 30's se me acababan y que me acercaba peligrosamente a los 40's....

Y un buen dia desperté, y los 40 ya estaban ahí...(como el cuento de Augusto Monterroso)

Y me vi en el espejo y era la misma de ayer cuando tenia 39, ni me cayo encima el peso de esos 40 años ni me brotaron mas canas de las que tengo, ni me convertí en la mujer sabia, madura y cuerda que esperaba debia ser al llegar a esta edad (que susto para mi pobre marido encontrarse otra mujer, lo bueno que dormía plácidamente mientras la loca con la que se casó se miraba al espejo esperando la transformación)

Y resulta que, ni pasó nada emocionante, ni nada terrible pero me puse a recapitular sobre mi vida, y si, a los 20 años tenía "mejor " cuerpo, pero a los 40 tengo un cuerpo que disfruta mas y que conozco mejor, un cuerpo que ha tenido 4 embarazos y 2 niñas que se lograron, que parió y amamantó (mas bien amamanta a una niña de mas de 2 años), que vivió una peritonitis que casi no la cuento y que a pesar de una cicatriz horrible me enseñó que vivo con un hombre capaz de cuidarme y ayudarme a salir adelante el tiempo que estuve completamente incapacitada y de amarme a pesar de un cuerpo "imperfecto", y que soy de las afortunadas que saben lo que es sentirse deseadas, a pesar de los años, a pesar de las canas y a pesar de los kilos... me siento mucho mas segura de mí que cuando era talla 7.

Decidí que no quería trabajar para una empresa cuando busqué tener hijos (por que los hijos deben ser una elección, no obligación ni accidente, ni tenerlos para quedar bien con nadie), y sobre la marcha me convencí de que invertir tiempo para ellas ha sido una buena inversión, hago lo que quiero y me encanta, me reinventé profesionalmente, aprendí que el "éxito" no tiene que ver con los objetos que tienes para presumir, y mas tiene que ver con la calidad de vida que tienes y el tiempo que tienes para disfrutar de tu gente y de tu vida. El tiempo para leer un cuento una y otra vez, tiempo para charlar del dia, tiempo para despertar y ver dormir plácidamente una personita junto a tí, tiempo para escuchar lo que pasó en la escuela. Posiblemente si hubiera tomado otras decisiones tendría mas comodidades materiales, pero no me arrepiento para nada, aunque desde casa tal vez no tenga el ingreso que tendria para un patrón, ser dueña de mi tiempo y disponer de él no tiene precio, cada decisión tiene un precio y la que yo tomé lo vale.

Yo personalmente me siento como que se cerró un ciclo y viene otro, no me interesa la moda, me gusta estar a gusto y verme bien, los genes me han dado muchas canas y so parecer la abuelita de mis hijas tuve que sucumbir al tinte, so what?? lo que sigue, no me preocupa, ya compré mi primera crema antiarrugas y no me agrada mucho un surco que tengo entre las cejas (no se si por pensar mucho o por miope que estoy) la pasé de poca madre en mis 20's , pero no quiero volver el tiempo atrás, ya que me gusta ser como soy y ser quien soy, ya no aguanto las desveladas como antes, tal vez no tenga el ánimos de siempre salir a jugar con mis hijas, pero tengo muchas mas paciencia de la que tenia a los 25 años, tengo proyectos, ganas y mucho mas conocimiento. Y estoy segura de que seguiré haciendo lo que me gusta a los 45, a los 50, a los 60 y hasta que ya no pueda mas o tenga otros intereses, las limitaciones están en la mente...

Bienvenidos 40!

Lety (twitter @criandocreando )

lunes, 6 de septiembre de 2010

Perfectamente imperfecta a los 40

Fue liberador en una plática entre amigas darnos cuenta que lo que buscabamos entrando a los cuarenta era dejar de ser las mujeres perfectas. Las perfectas madres, las perfectas esposas, las perfectas amantes, las perfectas amigas, las perfectas hijas, las perfectas hermanas y ser simplemente las Perfectas Imperfectas.

El buscar la perfección me generaba estrés y frustación, ya que me exigía demasiado en todos los roles que desempeñaba con espectativas demasiado altas; vivía agotada y no con el mejor humor para disfrutar de las pequeñas cosas. Aunque lograba reflejar excelencia ante los demás ya en privado atacaba a mi autoestima por no cumplir con todo lo que me proponía.

Definirme perfectamente imperfecta me dio la oportunidad de aceptarme con mis errores, de evitar modelos mentales externos de cómo debe de ser la perfecta ama de casa o la perfecta mamá de comercial de detergentes de ropa. Aceptar que el cuerpo perfecto de la amante perfecta cada vez quedaba mas lejos por el paso tiempo y que en realidad no importa tanto.

Si tuviera que definir a una Perfecta Imperfecta diría que…

• Es única… nadie tiene sus mismas imperfecciones y no las cubre con Angel Face.

• Es divertida… al reirse de sus debilidades la hace mas fuerte, restándole importancia a los juicios que tiene de si misma.

• es creativa, está en constante evolución y sabe que tiene la capacidad de cambiar y fluir con lo que la vida le va presentando.

• es un poco mejor cada día, por que puede aprender de sus errores y tratar de no cometerlos de nuevo.

• es más humana, al aceptarse con errores le ayuda a aceptar a los demás con sus defectos sin enjuiciarlos.

• es más feliz, por que entiende que no hay que buscar la perfección sino momentos perfectos para disfrutarlos sola o acompañada.

• es más libre, por que va en el camino de saber quién realmente es.

Y una Perfecta Imperfecta sabe que si quiere ser perfecta primero se tiene que aceptar imperfecta.

Escribir este texto entró en mi escrutinio de la perfección, es la primera vez que escribo en un blog y seguramente me hubiera disculpado por no haberlo hecho perfecto, pero siendo perfectamente imperfecta, lo entrego con el orgullo de mi imperfección.



@maramm en twitter